jueves, 3 de marzo de 2011

Ideología y Doctrina Nacional

Generalmente no existe una idea clara al hablar de valores y principios, pues éstos suelen ser confundidos con la doctrina o la ideología. Ambas (la doctrina y la ideología) están fundadas sobre la base de valores y principios que le dan sustento.
Para quienes se inspiraban en el positivismo, las doctrinas estaban ya elaboradas por pensadores y filósofos europeos y lo que correspondía era adaptarlas o -en no pocos casos- adoptarla
El general Perón define con mucha claridad y precisión este tema, cuando manifiesta: “Nuestra Patria necesita imperiosamente una ideología creativa que marque con claridad el rumbo a seguir y UNA DOCTRINA QUE SISTEMATICE LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE ESA IDEOLOGÍA. .....Para ello debemos tener en cuenta que la conformación ideológica de un país, proviene de la adopción de una ideología foránea o de su propia creación. Con respecto a la importación de las ideologías -directamente o adecuándolas- se alimenta un vicio de origen y es insuficiente para satisfacer las necesidades espirituales de nuestro pueblo y del país”. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974)
“El mundo nos ha ofrecido dos posibilidades extremas: El Capitalismo y el Comunismo. Interpreto que ambas carecen de los valores sustanciales que permitan concebirlas como únicas alternativas histórico-políticas. Paralelamente, la concepción cristiana presenta otra posibilidad, pero sin una versión política, suficiente para el ejercicio efectivo del gobierno”. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).
“Los argentinos tenemos una larga tradición en esto de importar ideologías, ya sea en forma parcial o total. Es contra esa actitud que ha debido enfrentarse permanentemente nuestra conciencia. Las bases fértiles para la concepción de una ideología nacional coherente con nuestro espíritu argentino, han surgido del mismo seno de nuestra patria. El pueblo, fuente de permanente creación y autoperfeccionamiento, estaba preparado desde hacía ya muchos años para conformar una ideología nacional, social y cristiana.” (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).
"Sin embargo no fuimos comprendidos cuando, respondiendo a esa particular exigencia histórica, propugnamos la justicia social como inmanente al ser nacional, a pesar de que la justicia social está en la base de la doctrina cristiana que surgió hace dos mil años......Al calor de intereses políticos y económicos se originaron numerosos equívocos - como la identificación de la democracia con el liberalismo- promoviendo confusiones ideológicas que -en su momento- configuraron el marco necesario para el mantenimiento de los intereses imperialistas”.(Perón, El Proyecto Nacional, 1974)
“La aparición y la evolución de la concepción justicialista es la del desarrollo histórico natural de nuestras ideas, y es patrimonio de todo el pueblo argentino; en esa medida el ideólogo es sólo un intérprete”. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).
“En nuestro país persisten todavía muchos esclavos de la injusticia. Ni la Justicia Social ni la Libertad -recíprocamente apoyadas- son comprensibles en una comunidad integrada por hombres que no se han realizado plenamente en su condición humana”. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974)
“Es por eso que el Justicialismo quiere para el hombre argentino:
• Que se realice en sociedad, armonizando los valores espirituales con los materiales y los derechos del individuo con los derechos de la sociedad; que haga una ética de su responsabilidad social;
• Que se desenvuelva en plena libertad en un ámbito de justicia social; Que esa Justicia Social esté fundada en la ley del corazón y la solidaridad del pueblo;
• Que tal solidaridad sea asumida por todos los argentinos, sobre la base de compartir los beneficios y los sacrificios equitativamente distribuidos;
• Que comprenda a la Nación como unidad abierta generosamente con espíritu universalista, pero consciente de su propia identidad.
“La comunidad a la que aspiramos es aquella donde la libertad, la justicia y la responsabilidad son fundamento de una alegría de ser, basada en la certeza de la propia dignidad.” (Perón “El proyecto Nacional” 1974)
Una doctrina - como hemos visto - supone principios y valores que la sustenten, sin los cuales no puede existir ninguna claridad sobre el rumbo a seguir.
Efectivamente, las doctrinas - en nuestro caso la justicialista- tienen una intrínseca vinculación con la situación en la que surgen, pero deben estar orientadas por principios y valores coherentes con las opciones de construcción social y política elegidas.
Todo proyecto político supone una doctrina, y toda doctrina supone principios y valores que la sustenten.

DIFERENCIA ENTRE DOCTRINA, PRINCIPIOS Y VALORES

Las doctrinas se deben actualizar, pero los principios y valores son inmanentes, absolutos, trascienden la circunstancia histórica y las diversas coyunturas.
Doctrina
S
urge de la reflexión social (filosófica, política, teológica, sociológica, de la sabiduría popular). Como hemos visto, cada sociedad determina los requerimientos particulares para su desarrollo y crecimiento de acuerdo a un proyecto político.
De acuerdo con el pensamiento del General Perón, las doctrinas políticas reúnen las siguientes características:
1. Son formas de pensamiento y acción.
2. Son, en general, síntesis de grandes líneas de orientación y representan apenas el enunciado de innúmeros problemas.
3. Son “el alma colectiva” de la sociedad. Afirmaba Perón al respecto: “La doctrina política es el grupo de postulados que responden a las aspiraciones, necesidades, y conveniencias nacionales, y por extensión, populares. La doctrina peronista es exclusivamente argentina, el Justicialismo es Universal. La doctrina nos da una configuración espiritual colectiva, vale decir un alma”.
4. Las doctrinas son permanentes solo en sus grandes principios, pero es necesario ir adaptándolas a los tiempos y a las necesidades. Por ello requieren de permanente actualización, para mantener su vigencia. “No pensamos que las doctrinas sean permanentes, porque lo único permanente es la evolución y las doctrinas no son sino una montura que creamos para cabalgar sobre esa evolución sin caernos” (Perón, 1974).
6. Las doctrinas constituyen factores de unidad, porque nos permiten percibir y analizar los fenómenos sociales de manera similar (unidad de concepción) y actuar del mismo modo (unidad de acción). “La doctrina tiene como finalidad formar un alma colectiva, para que todos los peronistas, viendo los problemas de una misma manera, los aprecien y los resuelvan de una forma similar. Solamente así tendremos el germen de la organización indestructible”

Valor
El valor vale, no es. Por ejemplo: Dios no vale, simplemente es. En cambio el valor vale y para que sea debe encarnarse en una cosa o en una acción. De este modo la cosa se transformará en un bien y la acción será correcta.
En la actualidad, algunos sectores de opinión manifiestan que existen nuevos valores. Para nosotros esto es absolutamente falso, dado que los valores son inmanentes y trascendentes.
La sociedad posmoderna, que tiene una propuesta única en lo ético-cultural, que habla del mundo uno (The one World), en el que las diferencias desaparecen para dar lugar a sociedades virtuales y video culturales (en la que teóricamente somos todos iguales y todos pensamos lo mismo); está comenzando a hablar de nuevos valores. Se refieren a diversos temas, algunos de los cuales tienen una importancia decisiva en estos momentos (como por ejemplo los derechos humanos y a la ecología). Pero para nosotros no hay nuevos valores, sino circunstancias diferentes a las que conocíamos, que desafían nuestra creatividad y ponen a prueba nuestra capacidad de comprender dimensiones nuevas y hasta ahora desconocidas. Los valores no caducan, porque si así fuera no existiría ninguna posibilidad de construir absolutamente nada que tenga sentido estratégico. Lo que sí ocurre es que ante los desafíos nuevos y desconocidos, hay que interpretar los valores correctamente para evitar la anomia de criterios y el vale todo (ya sea en lo ético, en lo político o en lo social).
Por ejemplo, nadie pone en duda que los mercados tienen que cumplir un papel como instrumentos válidos de la economía, pero solamente a quienes no tienen los valores ni los principios históricos y comunes del peronismo, se les puede ocurrir que sea el mercado el regulador absoluto e inefable de las relaciones individuales, sociales, interpersonales e interinstitucionales.
Hay que tener cuidado cuando se habla de nuevos valores e inmediatamente se descalifican a todos los actores sociales y a la política como responsables del atraso social y de la corrupción política generalizada.
Si no tenemos valores, a partir de los cuales podemos descifrar las novedades de la historia, no tenemos ninguna capacidad de influir en el desarrollo o en la modificación de los procesos políticos.
Sin embargo, nos señalaba Perón que no es conveniente “la apelación a la utopía que es, con frecuencia, un cómodo pretexto para rehuir las tareas concretas y refugiarse en un futuro hipotético que significa deponer las responsabilidades inmediatas. Así como también es frecuente presentar situaciones utópicas para hacer fracasar auténticos procesos revolucionarios”; “nuestro modelo político propone el ideal no utópico de realizar dos tareas permanentes: acercar la realidad al ideal y revisar la validez de ese ideal para mantenerlo abierto a la realidad del futuro”. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).

Principios
Se define como lo que está primero en el ser, el hacer y el conocer. Para el Justicialismo los principios son las banderas históricas; Justicia Social, la Independencia Económica, la Soberanía Política, a las que Perón agrega en el Proyecto Nacional el nacionalismo cultural continental, que es el que explica la solidaridad entre los pueblos de América Latina, el ABC (integración de Argentina, Brasil y Chile) y que son la base fundante del MERCOSUR.
Para Perón, “el Justicialismo encarna principios permanentes emanados de la esencia misma del hombre.... porque el pueblo ha impregnado al Justicialismo de las constantes básicas de nuestra nacionalidad, y... porque define una histórica determinación de autonomía e identidad nacional. Sin tales principios constantes, sin esa identidad, no hay posibilidad de conformar un Modelo, con el cual cada argentino que ama a su patria se reconozca” (Perón, El Proyecto Nacional).
El General Perón manifestaba en “La comunidad organizada” que “El hombre y la sociedad , se enfrentan con la más profunda crisis de valores que registra su evolución”, para luego afirmar : “El Hombre puede desafiar cualquier mudanza, si se halla armado de una sólida verdad”...”si se ignoran las viejas verdades centrales -con nuevas verdades circunstanciales, con nuevos sofismas-......Sin embargo, “...es posible que la acción del pensamiento haya perdido en los últimos tiempos contacto directo con las realidades de vida de los pueblos . También es posible que el cultivo de las grandes verdades, la persecución infatigable de las razones últimas, hayan convertido a una ciencia abstracta y docente por naturaleza en un virtuosismo técnico, con el consiguiente distanciamiento de las perspectivas en que el hombre suele desenvolverse... Acaso sobre el gran fondo filosófico que es la verdad hayan prevalecido las tendencias...En ausencia de tesis fundamentales defendidas con la perseverancia debida, surgen las pequeñas tesis, muy capaces de sembrar el desconcierto".
Otro de los principios fundantes de la concepción justicialista es la de la Subsidiariedad.
Esto significa que el Estado no debe hacer lo que pueden asumir los privados (en las diversas formas posibles de asociación o iniciativa privada), pero a la vez no puede desentenderse de la suerte y el destino de los pobres, los excluidos del mercado y de los marginados de la sociedad.

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